domingo, 17 de junio de 2012

CURIOSIDADES SALMANTINAS VI


LO QUE EL CORRILLO ESCONDE


Junto a la cercana iglesia de San Martín, en la Plaza del Corrillo, la misma que siglos atrás los salmantinos no se atrevían a transitar por miedo a verse involucrados en las disputas de diversas familias de esta ciudad y que la inventiva popular concedió el apelativo de Plaza de la Yerba, las columnas que sostienen los soportales por los que los transeúntes se resguardan del calor o de la lluvia, que originalmente eran de hierro y fueron recubiertas de piedra con el paso de los años, muestran en sus capiteles unas figuras mitológicas que representan los días de la semana.


Son los siete objetos celestiales que los los antiguos mesopotámicos veían moverse por el cielo y que más tarde los romanos pusieron nombre.
Así la Luna, divinidad más grande después del sol,  fue lunes, Marte, Dios de la Guerra, martes, Mercurio, Dios del Comerciomiércoles, Júpiter padre de dioses, jueves, Venus, Diosa del amor, viernes, Saturno, Dios de la agricultura y la cosecha, que en esta representación se muestra devorando a su hijo, sábado y el Sol el domingo
Los días de la semana y bajo ellas figuras en forma de huevo.

Dicen los exégetas que el domingo se asocia con el sol por que el Emperador romano Constantino consagró el séptimo día de la semana, el "dies Solis" con el día romano del descanso, siendo posteriormente, al cristianizarse el imperio romano en tiempos del Emperador Teodosio cuando se asoció el día del descanso con el " dies Dominicus" (dia del Señor).

En otras columnas sus capiteles tienen talladas unas figuras en forma de huevo. Su significado parte de que allí, muchos siglos atrás, se estableció el mercado de la ciudad y para dejar constancia de tan reseñable hecho el cantero lo materializó en piedra.







También en la iglesia de San Martín, semi-oculto en una de sus capilla que está cerrada al público, salvo ocasiones excepcionales, existe otro calendario, este románico y agrícola, en el que está representado un "mensuario" dentro de una arquivolta que fue reformada en 1582. 

En él están simbolizados los diversos periodos agrícolas romanos, algo desordenados eso si, en los qué: la poda hace referencia al mes de marzo, los hombres que se calientan en el fuego a los meses de enero o febrero, la matanza o cebado del cerdo a noviembre o enero, con la vendimia se hace referencia al mes de septiembre, el personaje sentado solo a una mesa enero, las escenas de la siega, del aventado y de la recolección a los meses de junio, julio y agosto y el que está realizando el trasiego del vino bien pudiera ser el que representa el mes de octubre. 

Imagen obtenida de Caminando entre Románico:
http://elpasiego.foroactivo.com/t81p15-calendario-romanico

Debido a su estado de  deterioro, es complicado aventurar a cual corresponde cada dovela, pero llevados por otros calendarios que existen en diferentes rincones e iglesias de nuestra tierra patria, los que verdaderamente saben representar sus figuras nos avanzan el análisis de sus detalles. 
A ellos debemos estar agradecidos por tan significado esfuerzo.


jueves, 7 de junio de 2012

La Pensatriz salmantina



La prensa escrita dedicada únicamente a mujeres es poco menos que inencontrable, y eso que estamos hablando de principios del siglo XXI, donde existen publicaciones de todo tipo y opinión, salvedad claro está de las revistas de papel cuché o más comúnmente denominada “prensa rosa”. Pues si esto parece verdaderamente raro a día de hoy,  más lo fue cuando a principios de enero del año 1777 veía la luz en esta ciudad que tanto “recorrió” el personaje literario Lázaro de Tormes, una publicación dirigida al mundo femenino.
La idea partió de Doña Escolástica Hurtado Girón y Silva de Pico que apoyándose en  una dama de alcurnia como la condesa de Francos, a la qué dedicaba su obra, defendía desde sus hojas la causa femenina dentro de un sistema periodístico dirigido únicamente al mundo masculino, lo que supuso sin duda, una novedad extraordinaria. 

No fue un periódico al uso, más bien era una publicación en la que la autora expresaba en primera persona su opinión sobre el trato al que estaban siendo sometidas las mujeres de su época, contaba ciertas vicisitudes de su vida pasada y ensalzaba el esfuerzo y valía que muchas de ellas habían conseguido a base de tesón y dedicación. La crítica con la que defendía su causa era tan mordaz que ya desde su primer número empezó a provocar heridas en algunos de los más dignos señores de la sociedad.
"Yo, Señora deponiendo desde hoy (día primero del año, no con falta de mysterio) el encogimiento proprio de nuestro sexo amable, amoroso, suave, perspicaz, hermoso, persuasivo y apto para grandes cosas (vayase por siete veces que me han llamado Cathedra de pestilencia ) daré a entender al Mundo, que hay Muger en Salamanca, que piensa con reflexión, corrige con prudencia, amonesta con madurez y critica con chiste".

Desde él, quiso demostrar que también las mujeres eran capaces de escribir y expresarse en las mismas condiciones que los hombres a los que como poco igualaban en talento y diatriba.
A ellos se dirigía en estos términos:
"Dexense, pues, vds, de reducir toda la ciencia y comprensión femenina al gobierno de la aguja, al manejo de la rueca, de la escoba y de la almohadilla, y a la superintendencia de los pollos, las gallinas y los gallos"

Y sobre todo era salmantina, profúndamente salmantina y desde el altavoz que le brindaba su periódico dejó constancia de lo orgullosa que se sentía de ello.
"Yo Señores, gozo de la suerte de ser hija de Salamanca; bastante he dicho para que vean Vds."
"Es cosa de hecho que la Mugeres nacemos sabiendo aquí; y es notorio á todo el Mundo, qué pródiga se muestra la naturaleza con nosotras las Salmantinas, franqueandonos dotes en alma, y cuerpo tan distinguidos, que no hay estrado en Salamanca, donde no se encuentren á cada paso las Christinas, las Isabeles, las Amalias, las Luisas, las Anas, las Olivas, las Gabrielas, y las Magdalenas, que con las luces de sus discursos sean á un mismo tiempo admiración del alma, y embeléso de los ojos."

En las hojas de La Pensatriz se hacia una crítica de las costumbres y prejuicios de su tiempo, calco del que se realizaba en el sistema periodístico inglés.
A sus lectores, se dirigía en primera persona, haciendo oficio de un naturaleza guerrera, empleando el molde sugerente y ágil del ensayo, haciendo alarde de ironía y humor y  dejando abierta la puerta para que los lectores que lo desearan pudieran enviarle sus cartas y colaboraciones. Y eso que estamos hablando de una publicación del siglo XVIII.
"Los señores hombres han de ser solos los que manden, los que riñan, los que corrijan, y los que estampen, y a las pobrecitas mujeres, engañadas con el falso oropel de hermosas y damas solo se las ha de permitir tiren gajes de rendimientos fingidos y pasen plaza de señoras de teatro, que en acabándose la comedia de la pretensión todo se oculta, y solo se descubre el engaño y la falsedad"

Pero ya, desde los inicios de su publicación se inició una campaña de desprestigio tanto del periódico como de su directora. D. Leopoldo A. de Cueto intentó deslegitimar y poner en duda el trabajo realizado por Doña Escolástica Hurtado creando la desconfianza de que detrás de tan insigne dama se escondía la pluma del fraile cisterciense y censor de dicha publicación Baltasar Garralón. Estas afirmaciones se basaban en la opinión de otro fraile, el padre Diego Tadeo González que abril en 1777 decía:
"Incluyo un ejemplar de la Pensatriz salmantina para que  veáis cómo piensan aquí los tontos que afrentan este suelo de Minerva. Lo más gracioso es que hay certeza, según los más,   de que la Pensatriz es producción del mismo aprobante censor ...  Es predicador de su colegio, y muy místico. ¡Quién lo creyera!"



Diego Tadeo González
Pocas cosas caben ya destacar de esta publicación tan marcadamente feminista que tantas ampollas levantó en la sociedad intelectual de su tiempo. Sabemos a ciencia cierta que al menos se realizaron dos entregas de dicho periódico y que junto a La Pensadora gaditana de "doña Beatriz Cienfuegos" de 1763 son las dos únicas publicaciones dirigidas al mundo femenino de las que se tiene referencia, en tan temprana época.

Y sobre todo, nos asaltan ciertas dudas. ¿Quién fue Escolástica Hurtado Girón y Silva de Pico?. ¿Quién se escondía detrás de tan sarcástica pluma?. Hombre, como afirmaban varios de sus coetáneos, o mujer de la que no existe referencia alguna y que ella misma desde sus hojas dejaba claro que poco se podía saber de su vida.

Mientras se resuelven estas dudas nos quedamos con uno de sus pensamientos, que pasados más dos siglos desde su publicación, bien puede aplicarse a muchos de los aspectos actuales de nuestra sociedad.
Fuerte cosa es que las prensas sólo han de sudar debaxo de las pelucas! Como si los abanicos no fueran capaces de hacerlas gemir con ayre y darles una buena mano de molde. No hay forma de meter en la cabeza a los sombreros que las piochas también tienen sus luces y sus pensamientos altos”.