miércoles, 15 de agosto de 2012

La Plaza de San Martín


Espacio que ocupó en tiempos la Plaza de San Martín.
Desde el siglo XV la vida mercantil de la ciudad que se había venido realizando desde tiempo inmemorial en Plaza del Azogue Viejo (Plaza de Anaya), pasó a celebrarse en la Plaza de San Martín, denominada así por la iglesia que en ella estaba asentada.  

Esta plaza, la de San Martín, ocupaba el espacio de las actuales: Plazas del Mercado, Poeta Iglesia, el Corrillo y la Plaza Mayor. Era tan grande el terreno que comprendía que ya muchos viajeros dijeron de ella que en aquella época fue la plaza más grande de España y una de las más grandes de la Cristiandad, entre ellos Hernán Cortés, en sus cartas a Carlos V.

En este emplazamiento se vendían aceites, hortalizas, vino, grano, legumbres, carnes, pescado, carbón, cestos, telas, cueros y todo un sinfín de productos necesarios para el sostenimiento de la sociedad salmantina en aquella época. 
 
Los puestos donde se comerciaba con estos productos estaban agrupados por gremios y cada uno de ellos ocupaba un lugar determinado de la plaza y sus aledaños, teniendo en ella también sus viviendas. Aun se conservan en algunas calles cercanas los nombres de los comerciantes que en ellas vendían sus trabajos, otras con el paso de los años han ido cambiando su denominación, Albarderos (San Pablo) ó Herreros (Toro). 

Ya en la Plaza, los carboneros estaban ubicados en el espacio comprendido entre la plaza del Mercado y Poeta Iglesias, siendo desplazados en 1735 por las panaderas que comerciaban con sus productos en los soportales de la plaza del Carbón, hoy Plaza del Mercado. En este mismo sitio se situó años más tarde la lonja, la cárcel y el edificio del peso. Los carniceros y fruteros comerciaban en la zona donde hoy se encuentra el Pabellón Real dividiendo su espacio en dos mitades bien diferenciadas. Los lenceros (comerciantes de lienzos o paños) vendían sus productos en el espacio cercano a la iglesia de San Martín. Hacia poniente, tenían su espacio los petrineros (vendedores de objetos de cuero), hoy esa parte de la Plaza Mayor se conoce como Pabellón de Petrineros y en la zona norte se establecieron los vendedores de lino y trigo, hoy Pabellón Consistorial.

Esta plaza y debido sobre todo a la importancia que fue adquiriendo a lo largo de los años en el devenir diario de la ciudad y de sus ciudadanos, la utilización que se le daba se diversificó  y comenzaron a celebrarse aparte del mercado diario, espectáculos públicos y religiosos, ajusticiamientos (la horca estaba enclavada en medio de la Plaza), corridas de toros y festejos ciudadanos de toda índole. 
 
Diversas entidades y organismos públicos poseían edificios en ella para que sus miembros más notables pudieran disfrutar desde los balcones de estos espectáculos como: el Cabildo de la Catedral, la casa de la Clerecía de San Marcos, la Casa de la Universidad, Casa de la Encomienda de San Juan de Barbalos o el Palacio del Conde de Grajal. Para tal fin el "Mesón de los Toros" (en el callejón cercano a la calle Concejo ) y el "Mesón de la Solana" (en la actual calle Concejo), que fue una de las mejores hosterías de la ciudad, tuvieron en ella ubicados sus balconadas.

El empedrado de la Plaza no se llevaría a cabo hasta el años 1607. Hasta esa fecha y desde 1497, el cabildo estaba en la obligación de mantenerla allanada para su mayor lucimiento y sus vecinos tenían la obligación tener sus aceras cubiertas con guijarros.

El Consejo Municipal trasladó desde muy temprano (1485), su sede desde su anterior ubicación en la Puerta del Sol hasta esta Plaza de San Martín, más o menos en el mismo sitio donde hoy se asienta el Ayuntamiento. En 1622, se construyó un nuevo edificio municipal en la Plazuela de Carboneros, donde se dio acomodo a la Cárcel, la Lonja y al del Peso Real, quedando establecida de esta forma como Plaza Mayor de la ciudad. Años más tarde se levantaría en este mismo lugar el desaparecido Gran Hotel.

Antígua cárcel y edificio de justicia, donde también estuvo situada la Lonja (hoy Plaza del Poeta Iglesias).
Hasta el año 1729 fecha de construcción de la actual Plaza Mayor, esta de San Martín, se mantuvo como epicentro de la vida social, comercial y lúdica de los salmantinos durante sus más de doscientos años. La fisionomía de la antigua plaza es a día de hoy y después de tantos años fácilmente reconocible, sus usos y costumbres se han mantenido prácticamente invariables a lo largo del tiempo.