Las murallas, utilizadas para preservar la seguridad y protección de un determinado lugar y de las gentes que en ellos vivían, tuvieron en ciertas ocasiones una función sanitaria, ya que en que en épocas de grandes pandemias preservaban a sus ciudadanos de las pestes y epidemias que surgían fuera de su recinto. La mayoría de las veces se establecieron sobre ellas unas funciones fiscalizadoras sobre los productos elaborados que tenían que entrar desde fuera por alguno de sus accesos, haciendo las veces de aduanas, como el privilegio del que gozó para su mantenimiento, el Colegio Viejo de Oviedo sobre el trigo y el carbón que entraban en Salamanca. En gran parte de los casos servían para diferenciar dos mundos claramente contrapuestos, el urbano y el rural, lo que proporcionaba a los que vivían dentro de ellas alcanzar en algunos casos una determinada condición social, al estar más cercanos de los poderes políticos y religiosos.
Cerro de San Vicente |
El
primer asentamiento humano en lo que hoy conocemos como Cerro de San
Vicente, se remonta a la Primera Edad del Hierro (s. VII a. C.),
cuando un pequeño grupo celtivero-vaceo decidió que el mejor
enclave posible para establecerse era ese precisamente. Se trataba de un
cerro, lo mismo que hoy en día, de reducidas dimensiones que
dominaba el vado del río y era fácilmente defendible, al estar
rodeado por escarpes rocosos prácticamente inexpugnables, excepto en
su lado noroeste. Para salvaguardar su pequeño poblado, fortificaron
el lado más vulnerable con una muralla terrera de 90 m. de longitud
por 2 m. de ancho. Este sería el origen de la actual Salamanca y la
primera fortificación de la que se tienen referencias.
En
él estarían hasta el siglo IV a.C, cuando una vez rebasados los
lindes de la cerca defensiva extienden sus contornos hasta el
denominado Teso de las Catedrales, que tuvo que fortificarse con una
nueva muralla, en la que algunos tramos llegaría a alcanzar los 3
metros de altura y en el que en sus zonas más vulnerables
construyeron un foso, (restos de este foso se hallaron en el Claustro
de la Clerecía) para hacer más difícil su asalto. El ancho en varios de sus puntos llegó a tener los 4´5 metros.
Con
el establecimiento romano en Salamanca, a la que integran en la provincia de Lusitania, se construyó una nueva
muralla en el siglo II a.C. que siguió prácticamente el trazado de
la antigua cerca prerromana, dotándola de mejoras defensivas y
siendo afianzada durante el Bajo Imperio con torreones de base
cuadrada y algunos redonda, como los que existen al inicio de la calle San Pablo.
Torreón medieval junto a calle San Pablo. |
Desde
el siglo VI d.C. y hasta finales del XI la
ciudad lo mismo que su recinto amurallado entra en un declive
acusado, debido en gran parte al periodo de inestabilidad tras las
invasiones visigodas y musulmanas que se caracteriza por establecer un periodo de conquistas y reconquistas, entre tropas cristianas y musulmanas. Estas últimas no se establecen en la ciudad de manera permanente pero impiden con sus constantes incursiones, que las tropas cristianas se establezcan en la ciudad de manera estable.
Es en esta época cuando menores referencias documentales hay sobre la muralla salmantina, aunque si se tiene constancia de numerosas reconstrucciones, algunas de ellas de autoría islámica. En la parte de la muralla junto a la Casa Lis se han hallado fragmentos de hileras que recuerdan mucho al procedimiento constructivo omeya (s. IX).
En el año 977 Almanzor en su tercera campaña somete a la ciudad de Salamanca a un duro asedio con más de cien mil combatientes. Desde la orilla izquierda del Tormes utiliza para doblegar la ciudad máquinas de guerra, destruyendo gran parte de esta y de la muralla, que aunque muy mal parada resiste los embates musulmanes, sin que con ello consiguiera doblegar la voluntad de los salmantinos de permanecer en el bando cristiano.
Nueve años más tarde si conseguirá traspasar los límites de la muralla defensiva aunque no se tiene constancia de que esta sufriera más daños.
Es en esta época cuando menores referencias documentales hay sobre la muralla salmantina, aunque si se tiene constancia de numerosas reconstrucciones, algunas de ellas de autoría islámica. En la parte de la muralla junto a la Casa Lis se han hallado fragmentos de hileras que recuerdan mucho al procedimiento constructivo omeya (s. IX).
En el año 977 Almanzor en su tercera campaña somete a la ciudad de Salamanca a un duro asedio con más de cien mil combatientes. Desde la orilla izquierda del Tormes utiliza para doblegar la ciudad máquinas de guerra, destruyendo gran parte de esta y de la muralla, que aunque muy mal parada resiste los embates musulmanes, sin que con ello consiguiera doblegar la voluntad de los salmantinos de permanecer en el bando cristiano.
Nueve años más tarde si conseguirá traspasar los límites de la muralla defensiva aunque no se tiene constancia de que esta sufriera más daños.
Postigo Ciego. |
LA
CERCA VIEJA
Esta
muralla y según Villar y Macias partía:
desde la Puerta del Sol, que por el exterior estaba al Oriente,
bajaba frente a la calle Meléndez Valdés (Sordolodo), penetraba por
la Escuela Municipal de la calle compañía, subía atravesando la
calle Cervantes (Los Moros), por la de la Sierpe, cuesta del colegio
de Oviedo, por detrás de la Iglesia de San Bartolomé de los
Apóstoles, a la Peña Celestina; de ahí se dirigía a la Puerta del
Río (hoy Tentenecio) y desde esta a la de San Pablo, y antes de
llegar a ella, torcía hacia el seminario de Carvajal, donde aun se
ve un cubo de esta vieja muralla; pasaba por detrás de la Casa de la
Concordia (de las Batallas), atravesaba la Cuesta del Seminario poco
más arriba de la mitad de su elevación, cruzaba la calle Tostado
(Azotados), y pasaba por allí al colegio de San Bartolomé (hoy
Colegio Anaya) y próximo a la calle Palominos se unía a la puerta de
partida, abarcando
una extensión de 24 hectáreas.
Salamanca en la Edad Media |
La
ciudad estaba flanqueada por dos arroyos cercanos que la delimitaban, el de Santo Domingo descendía desde el noroeste y desembocaba en el Tormes pasando antes junto a la iglesia de San Pablo y el de los
Milagros o arroyo seco de San Francisco, que venía desde el norte para correr casi paralelo a la muralla en su lado oeste acabando en el río, muy cerca del Alcázar.
Con la ampliación de la nueva muralla estos dos arroyos acabarán integrados en el paisaje urbano.
Con la ampliación de la nueva muralla estos dos arroyos acabarán integrados en el paisaje urbano.
Puerta de Aníbal 1888. |
Hoy
en día solamente se conserva la del Río, aunque únicamente como
calle.
Restos de la muralla en la Peña Celestina |
Su
calle principal era la Rúa Nueva (C/ Libreros) por donde pasaba la
vía de la Plata, que comunicaba sus dos puertas más significativas,
la del Sol con la del Río. El mercado de la ciudad se hacía
diariamente en la plaza del Azogue Viejo (hoy Anaya). Posteriormente
y antes de celebrarse en la plaza de San Martín, se creó otro
mercado en la Puerta del Sol, siendo estas las dos principales
plazas de la ciudad vieja.
La denominación de "Azogue" proviene de la palabra árabe “azoq” o “al azok” que significa plaza o mercado.
Con la conquista de Toledo por Alfonso VI en el año 1085, se intenta estabilizar la zona central de la meseta facilitando la repoblación de unas tierras que durante muchos años han sido terreno de constantes escaramuzas entre los distintos ejércitos. En Salamanca esta actividad se inicia de manera tardía, ya que en muchas tierras de la zona norte se había iniciado de manera más o menos fructífera su repoblación desde finales del siglo IX y principios del X. Ramiro II ya había estado por tierras charras intentando su poblamiento desde el año 940, aunque no será hasta la llegada de Raimundo de Borgoña en el siglo XI, cuando esta repoblación tenga caracter permanente.
En las denominadas “collaciones”, el espacio territorial dependiente de una iglesia parroquial, se reunieron los diferentes grupos repobladores. Estas “collaciones”, establecían los límites de influencia, tanto fiscal, militar y administrativo de los diferentes grupos.
En las denominadas “collaciones”, el espacio territorial dependiente de una iglesia parroquial, se reunieron los diferentes grupos repobladores. Estas “collaciones”, establecían los límites de influencia, tanto fiscal, militar y administrativo de los diferentes grupos.
Se
tiene constancia de la existencia de varios de ellos establecidos,
algunos incluso antes, de la repoblación de Raimundo de Borgoña a
comienzos del siglo XI, judios y mozárabes, estos asentados en estas tierras desde el siglo IX. Los otros dos grupos que tuvieron cabida dentro de los muros de la ciudad y que dejaron su impronta en ella fueron serranos y francos dedicados principalmente a las labores del campo y del ganado.
Los
serranos, procedentes de las montañas de Asturias y León,
establecieron su zona de influencia en la parte occidental junto al
Alcázar de San Juan, centro del poder político y militar.
En
su territorio se construyeron las siguientes iglesias: San Juan
Evangelista, San Bartolomé de los Apóstoles, San Salvador, San
Pedro, San Pelayo y San Millán
Los
francos, venidos de Francia situados en la parte oriental,
compartieron espacio con la sede episcopal y el centro comercial
situado en el Azogue Viejo. En la collación de San Isidro.
Construyeron:
Santa María la Mayor (Catedral Vieja), San Bartolomé el Viejo, San Sebastián, San Cebrian y San Isidoro.
Parte de la Cerca Vieja en la Cueva de Salamanca |
Los judíos estuvieron establecidos de manera regular hasta el edicto de expulsión de los Reyes Católicos en 1492 en la parte sur de la ciudad, entre la Catedral y el Alcázar, (que los protegía o vigilaba, según la situación del comento). En la judería o barrio judio edificaron las tres sinagogas ( la vieja, la menor y la nueva) con las que contaron.
Los
mozárabes ocuparon el terreno que hoy conocemos como Ribera del Puente, junto al Puente Romano y sus arrabales entre la Peña
Celestina y la Puerta de San Pablo. Este fue el grupo de ciudadanos
más numeroso y más antiguo de la ciudad, como ya hemos dicho establecidos a finales del siglo IX. Sus iglesias fueron: San
Juan el Blanco, San Miguel, San Andrés, San Nicolás, Sanc Hervás o
San Gervasio, San Gil, Santiago, Santa Cruz, San Lorenzo,
Santiesteban, allende del puente y La Santísima Trinidad.
Otros
grupos de repobladores como Toreses, Castellanos, Porto-galeses,
Bergancianos y Gallegos se situaron extramuros de este primer
recinto, hacia el norte , que con el paso de los años y la
construcción de una nueva cerca quedarían incluidos dentro de la
nueva morfología urbana.
Se construyó en la ciudad en 1145
por los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén para fortificar la
parroquia de San Cristóbal, otra cerca, siendo esta la muralla de los que muchos historiadores hablan, utilizando para ello las piedras de un muro que tuvieron que derribar en la calle Asadería.
Restos en Rector Esperabé, asentados sobre roca natural. |
Con la expansión de la ciudad hacia el norte donde se habían ido asentando otros grupos repobladores, que por las reducidas dimensiones no habían tenido cabida dentro del antiguo recinto salmantino, se decide en el año 1147 (ordenada por Alfonso VII), ampliar la muralla para dar protección a estas nuevas “collaciones” o pueblas.
Durante el siglo XIII se construirá casi en toda su extensión este nuevo muro, lo que hará que parte del antiguo, menos el que mira al Tormes, vaya desapareciendo progresivamente. Las puertas de San Juan del Alcázar y la del Río se mantendrán con la nueva muralla, el resto se irán perdiendo con la ampliación de la ciudad.
Puerta del Río |
Calle San Pablo |
C/ San Pablo con Rector Esperabé |
Muralla junto a la Facultad de Ciencias |
Peña Celestina desde la Vaguada de la Palma |
Vaguada de la Palma |
Antigua alcantarilla Rector Esperabé |
Calle de San Juan del Alcázar |
Muralla desde el Huerto de Calixto y Melibea (interior) |
Muralla desde el huerto de Calixto y Melibéa (exterior) |
Muralla desde el Jardín de la Merced |
- Urbanismo de Salamanca en el siglo XVIII. Mª Nieves Rupérez Almajano.
- Salamanca guía de arquitectura. Pablo Nuñez - Pablo Redero - Juan Vicente.
- Historia de Salamanca. Manuel Villar y Macias.
- Salamanca y su alfoz en la Edad Media (siglos XII y XIII). José Luis Sánchez Iglesias.
- Aproximación arqueológica a las cercas medievales de Salamanca. Luis Serrano-Piedecasas Fernández - Miguel Ángel Muñoz García.
- Las murallas de Salamanca y sus puertas. El Postigo Ciego. Jose Mª. Muñoz.
- La España de los siglos VI al XIII. Jose Mª. Mínguez.