Cerca de las diez de la mañana del 1 de noviembre de 1755, la mayoría de las campanas de las iglesias de Salamanca comenzaron a tañer sin que persona alguna las obligara a ello. Minutos antes, un terrible movimiento sísmico con epicentro en el Cabo de San Vicente que duró más de seis minutos y varios tsunamis con olas de más de 20 metros, habían sacudido la costa portuguesa, siendo la capital lisboeta con cerca de 100.000 fallecidos y más de la mitad de la ciudad destruida la principal damnificada.
Pero no sólo fue en Portugal donde se concentraron los daños. Muchas ciudades y pueblos de la península, Marruecos y algunas ciudades de Francia, sufrieron la fuerza de la naturaleza. Por tal motivo el rey Ferando VI que durante su estancia en el Escorial había sentido los temblores de tierra, y que tanto miedo le había causado, ordenó al Gobernador del Supremo Consejo de Castilla elaborar un informe en el que se recopilaran todos los sucesos y daños ocasionados por el terremoto en todas las capitales del reino y en los pueblos de cierta importancia.
Terremoto de Lisboa |
Pero los daños no sólo se encuentran en la torre, el Cimborrio muy deteriorado por las terribles cargas que tuvo que soportar por los temblores sísmicos, tendrá que ser derribado siendo sustituido en 1766, por otro menos vistoso que el original, ejecutado este último por el Maestro Arquitecto del Cabildo de esta ciudad, D. Juan de Sagarvinaga.
En
el interior y en el crucero se abrieron diversas grietas que fueron
creciendo en los días posteriores, lo que hace que ante el temor a
que este último se viniera abajo por su mal estado, tengan que apuntar
toda la caja del crucero desde el pavimento hasta el
remate para evitar su derrumbe, siendo gastados en su arreglado cerca de 100.000 ducados.
Frente
a la Catedral, en el Colegio Mayor de San Bartolomé o Colegio Viejo
se aprecian en los minutos posteriores que de la fachada principal se han desprendido varias piedras, siendo en un segundo estudio más
detallado donde se descubran daños más importantes.
En
el Colegio de la Compañía (Clerecía), la base de la aguja que recibe la veleta
de la linterna, fue arrancada toda entera de su asiento seis dedos
hacia el lado de Mediodía, perdiendo además dos bolas que se
desprendieron de lo alto de la media naranja.
Por
toda la ciudad diversas iglesias muestran pequeños desperfectos en
sus veletas y desconchones y grietas en sus paredes. Algunas casas
construidas con materiales de mala calidad se habían derrumbado al
no poder soportar tan terribles temblores.
Las
aguas del Tormes que durante un buen rato se volvieron turbulentas y
tornaron su color al marrón terroso, se retiraron de las orillas
como cuatro o cinco varas, arrojando toda su ímpetu contra las
pesquera y aceñas sin que estas sufrieran ningún desperfecto,
volviendo después a su cauce normal, lo mismo contarán diverso testigos de algunos arroyos y riachuelos de la provincia.
El
terremoto no causó victimas entre la población salmantina, lo que
motiva que para dar gracias por todo ello el Cabildo organizase en los
días sucesivos varios “Te Deum” y en las iglesias
salmantinas se celebrasen por el mismo motivo varias misas.
Tradición
del Mariquelo.
El
Cabildo, en conmemoración de tan significativa efeméride y para que
quedara constancia de lo agradecidos que estaban al altísimo que
tanto había velado por todos los salmantinos, establece que todos
los 31 de octubre se suba a la torre y se hagan repicar las campanas
pidiendo además que tan terrible suceso no vuelva a repetirse nunca
más. Aunque no sólo era este el único motivo por el que se tendría
que ascender la torre, también era necesario comprobar que la
inclinación del pináculo no seguía acentuándose.
Mariquelos en la Catedral |
En
las vísperas del día de todos los Santos, a las doce de la mañana,
el Mariquelo iniciaba lo mismo que lo hace hoy su ascensión ante el asombro del
público que para no perderse detalle se congregaba en
las inmediaciones de la Torre de la Catedral. Ascendía y lo sigue haciendo, por la media naranja hasta llegar, todo ello por el exterior dejando atrás la linterna, al copulín de la Torre, encaramándose una vez conseguida su hazaña a los hierros más altos que coronan la veleta y que hacen las veces de pararrayos.
Se comentaba antaño, entre los asistente, que por cada subida al pináculo, el Cabildo le daba una onza de oro al Mariquelo, pero la viuda del último de ellos siempre negó que estos recibieran recompensa alguna por parte de las autoridades.
Se comentaba antaño, entre los asistente, que por cada subida al pináculo, el Cabildo le daba una onza de oro al Mariquelo, pero la viuda del último de ellos siempre negó que estos recibieran recompensa alguna por parte de las autoridades.
La
última ascensión de un componente de la familia de los Mariquelos
se hizo en 1976, cuando Fabián Mesonero Plaza, puso fin a una tradición que se venía realizando desde el siglo XVIII. La costumbre se dio por perdida, hasta
que en el año 1985 es retomada nuevamente, cuando el actual Mariquelo ataviado con el traje típico Charro, gaita y tamboril remonta las alturas hasta el copulín homenajeando a su manera a cuantos Mariquelos le precedieron en tan memorable ascensión.
Yo creo k este hombre no es kien para buscar un sustituto porque el no es un mie
ResponderEliminarmbro de la familia, es un impostor
El señor angel de rufino, no es quien para buscar un sustituto para mariquelo porque ni siquiera es lo es porque no es de la familia
ResponderEliminarDifícil lo va a tener para encontrar a alguien que suba hasta lo más alto de la Torre de las Campanas, pero a mi parecer, ciertas tradiciones las haga quien las haga no estaría mal que se mantuvieran, porque con el paso del tiempo acabaremos perdiendo muchas de ellas.
ResponderEliminarEntonces, las fotos que pones son de daños ocasionados por el terremoto? qué hay de la foto de los mariquelos, es impresionante, tiene fecha?
ResponderEliminarLa fecha de la imagen de los Mariquelos en la veleta de la Catedral no se cuando fue tomada. Los daños agravados por el paso de los años son producto de aquella fecha.
ResponderEliminarHay un error en el texto que narra los efectos del terremoto de Lisboa en los edificios de Salamanca. El Rey entonces no era Felipe VI (actual monarca) sino Fernado VI, unido especialmente a Portugal por su matrimonio con Da.Bárbara de Braganza.
ResponderEliminarGracias por la corrección y por completar el texto con su información.
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