Abiertas para facilitar el acceso a la nueva ciudad, las puertas suponían el encuentro entre el campo y la capital. Fueron trece las que llegó a tener este nuevo recinto amurallado, de las que dos de ellas permanecían todavía de la anterior muralla prerromana, la de San Juan del Alcázar y la del Río, también conocida como Puerta de Aníbal. La gran mayoría de ellas tomaron el nombre de las iglesias, parroquias y conventos que había en sus inmediaciones y otras de los caminos que llevaban a ciudades o poblaciones. Según la ciudad fue creciendo en importancia y población se fueron abriendo o construyendo nuevas puertas, todo según las necesidades de la capital.
La
ciudad contaba con cinco accesos en el lado sur.
La
puerta los Milagros o de San Lorenzo,
debía su nombre a una imagen de la Virgen colocada en una hornacina
encima de su arco y a la ermita del mismo nombre que había en las
inmediaciones. Junto a esta puerta figuró durante mucho tiempo un
rotulo con la leyenda: “Es
entrada de poca comodidad”. La
iglesia de San Lorenzo por la que también era conocida, y de la que
hoy podemos contemplar algunos restos, fue destruida en 1626 durante
la Riada de San Policarpo junto con la de la Santa Cruz que también
desapareció.
La
puerta de San Juan del Alcázar,
de pequeñas dimensiones, estaba situada junto al Alcázar que fue
derruido en 1469. De pequeñas dimensiones, en comparación con las
otras puertas, fue junto con la del Río las dos únicas que
facilitaron el acceso a la judería de la ciudad por su lado sur.
La
puerta del Río, de Aníbal o de Hércules,
la más antigua de la ciudad. Cuenta la leyenda que por ella accedió
el general cartaginés cuando se apoderó de la ciudad. Durante la
ocupación francesa se pensó en su derribo y en abrir un acceso
directo desde el puente hasta la puerta de la Universidad, para
evitar el gran desnivel que hay en la zona, pero el proyecto nunca se
llegó a iniciar. Frente a ella se levantaban la parroquia de San
Gil, y las iglesias de San Hervás y Santiago, que aun permanece en
pié y el fonsario de los judíos El arco de esta puerta desapareció a finales del siglos XIX.
Puerta de Anibal |
La
puerta de San Pablo o San Polo,
junto a la iglesia de las que tomó nombre. Frente a ella se
levantaban el convento de las Carmelitas Calzadas, el Colegio de
Santa Susana, la ermita de San Lázaro, la capilla de la Orden
Tercera del Carmen y
el Hospital de Santa María la Blanca donde se trataban los enfermos
de sífilis. Anteriormente este hospital había sido el de Santa María de Roncesvalles.
Puerta de San Pablo . (Pérez Villamil 1848) |
La
puerta Nueva, por ser la más
moderna de todas, fue también conocida como la del Sol
y en algún momento como de la Vega.
Frente a ella estaban el Colegio de Huérfanos, posteriormente
Hospital de Dementes (hoy facultad de Educación) y el convento de
Nuestra Señora de la Vega. Se tapió en las mismas fechas que la
Puerta Falsa, en 1750, después de haber estado desde 1718 cerrada
tras la Guerra de Sucesión.
En
el este se abrían dos accesos.
La
puerta de Santo
Tomas, junto a la iglesia del
mismo nombre y muy próxima al colegio de Calatrava. En su exterior
se encontraban los Conventos de los Mercedarios Descalzos, el de los
Jerónimos y el de Jesús de monjas Bernardas, el cementerio de la
ermita del Espíritu Santo y el Colegio de Guadalupe.
Puerta de Santo Tomás. - Vargas Aguirre - |
La
puerta de Sancti Spíritus,
anteriormente conocida también como puerta de San
Cristóbal, junto a ella ya en
el exterior, se encontraban el Convento de San Antonio y la ermita de
San Mames.
La
zona norte contaba con dos accesos.
La
puerta de Toro, ya que de sus
inmediaciones partía el camino que llevaba a la ciudad del mismo
nombre. Frente a ella se encontraba el Hospital del Amparo, donde se
trataban a personas pobres de solemnidad y más tarde a los que sufrían enfermedades contagiosas, siendo devueltos una vez tratados a sus pueblos de origen. En esta puerta se
exponían los restos mutilados de los reos ejecutados por delitos
atroces. Fue derribada en 1836.
La
puerta de Zamora, la más
importante
de todas. Esta era la puerta donde juraban los monarcas respetar los
fueros, privilegios y exenciones de la ciudad antes de entrar por
ella. Fue reedificada en 1534 para recibir al emperador Carlos V.
Bajo su arco en el interior, figuraba una imagen de San Juan de
Sahagún con dos cuadros que representaban diversos pasajes de su
vida. En el exterior se encontraban el Convento de San Francisco de
Paula o de Mínimos, el de Capuchinos, la ermita de Santa Bárbara y
la del Cristo de los Agravios. Fue demolida en demolida en 1855.
Puertas de Zamora y Toro (1570) |
En
el oeste con otros cinco.
La
puerta de Villamayor, con la
leyenda de que en ella aparecía una mora hilando un copo de oro en
la ventana de su torre, al dar las doce en las noches de San Juan. En
su exterior se encontraban los Convento de monjas Carmelitas fundado
por Santa Teresa, el del Calvario y la ermita del Cristo de
Jerusalén.
Puerta de Villamayor - Vargas Aguirre- |
La puerta de San Bernardo, también
conocida como puerta de San Francisco, junto al colegio
de monjes del Cister de Nuestra Señora de Loreto. El convento del
que tomaba nombre fue arruinado en 1810 para colocar por parte de los
aliados unas baterías con las que hostigaron el fuerte de San
Vicente. El fuego cruzado entre contendientes arruinó toda esa zona
y muy notablemente la iglesia de San Francisco. Junto a la puerta, en
el interior se encontraba la ermita del Crucero. La puerta fue
construida en 1580 y demolida en 1867. Finalizada la Guerra Civil, en
la parte inferior del cercano Campo de San Francisco fue erigida en
piedra La Cruz de los Caídos,
por el bando vencedor.
La
puerta de San Hilario o Puerta Falsa,
llamada de esta última manera desde 1469, cuando el duque de
Alba de Tormes quiso apoderarse de la ciudad penetrando por ella a
traición, siendo rechazado por los salmantinos con grandes pérdidas.
Por tal motivo la calle que daba acceso a esta puerta acabaría
llamándose de los Mártires en homenaje a cuantos en ella
perecieron, hoy es la calle Espejo. Permanecería cerrada muchos
años, siendo tapiada definitivamente en 1750. Cercana a ella
estuvieron los edificios del Monasterio de la Magdalena de las monjas
de la Penitencia, el Colegio de los Ángeles, el de los Irlandeses y
la parroquia de San Blas.
La
puerta de San Vicente, junto al
convento del que tomaba nombre. Fue tapiada después de la guerra de
la Independencia, al haber quedado el barrio al que daba acceso
prácticamente destruido por los combates entre tropas francesas e
inglesas. Junto a ella construyeron los franceses el fuerte de San
Vicente, muy hostigado durante la contienda.
Las
puertas de Zamora, Toro y Sancti Spíritus estaban flanqueadas por
torres de planta cuadrada, aunque de esta última existen serias
dudas, ya que según el dibujo realizado por Wyngaerden aparece igual
que la de Santo Tomas, con el acceso abierto en la propia torre. En
la de Villamayor parece ser que las torres eran de base semicircular
y el resto carecían de ellas. Muchas de las puertas estaban formadas
por arcos apuntados como la del Río, otras, como la de Villamayor y
Santo Tomás tenían baja ojiva dentro de un arco altísimo exterior,
siendo la de Zamora la que gozaba de un estatus diferente al ser
considerada como la entrada principal de la ciudad y la que presentaba
junto a su arco ojival, un trabajo artístico más meritorio.
Pero
estas puertas aparte de dar acceso a la ciudad, tuvieron también un
carácter aduanero y preventivo, ya que se evitaba que todos los
productos que debían pagar un tributo para poder ser vendidos dentro
de la ciudad, entraran por ellas sin haber sido examinados con celo
por parte de los administradores de la rentas provinciales, evitando
de esta manera que fueran introducidos aquellos productos sujetos a
gravamen sin pagar el canon pertinente.
Grabado de la Puerta del Río 1890 |
Pero con todas y con esas, los materiales y sobre todo el vino, del que se obtenía un buen beneficio, siguió siendo introducido de manera ilícita. Esto llevó unos años más tarde a que las de Sancti Spíritus, San Vicente, Villamayor y San Juan del Alcázar tuvieran que ser tapiadas temporalmente.
Imagen de la unión de las "dos murallas", en la que aun se aprecia el acceso por la Puerta de San Pablo |
Pero
no fueron por el único motivo que estas puertas se cerraron a
conveniencia, ya que durante las guerras de Sucesión e Independencia
y como medidas defensivas, la mayoría de ellas fueron tapiadas para
evitar que las tropas enemigas penetraran en la ciudad,
construyéndose puertas de madera para aquellas que eran necesarias
para el comercio y el tránsito de personas, siendo cerradas al caer
la noche, entre las seis y las nueve, aunque sin descuidar su
vigilancia. Desde 1809 con la ocupación francesa hasta su posterior
expulsión de la ciudad en 1812, todas las puertas menos la de Zamora
y San Pablo fueron tapiadas en algún momento.
Pero
como pasaba con la muralla, el estado de ruina y abandono de las
puertas era muy considerable, tanto que la gran mayoría tuvieron que
ser reconstruidas en alguna ocasión y en otras se pensó incluso en
su demolición. Solo el carácter recaudatorio de todas ellas les
salvo de tan funesto fin.
Con la finalización de estos derechos fiscales las puertas al igual que la muralla fueron derruidas una tras otra, algunas incluso lo habían sido con anterioridad al no poder asegurar su integridad.
Con la finalización de estos derechos fiscales las puertas al igual que la muralla fueron derruidas una tras otra, algunas incluso lo habían sido con anterioridad al no poder asegurar su integridad.
- Urbanismo en Salamanca en el siglo XVIII. Mª Nieves Rupérez Almajano.
- Salamanca y sus alrededores su pasado, su presente y su futuro. Eleuterío Toribio Andrés.
- Historia de Salamanca. Manuel Villar y Macias.
- La Reina del Tormes . Fernando Araujo.
- Compendio histórico de la ciudad de Salamanca, su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas, que la ilustran. Bernardo Dorado.
- Dibujos salmantinos. Joaquín Vargas Aguirre
No Onocia que Salamanca tenía murallas y soi de la provincia
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