Durante el primer cuarto del que sería denominado "Siglo de la Física" se comienza en 1617 la edificación del Real Colegio del Espíritu Santo, (finalizado en 1754), bajo la protección de Margarita de Austria, esposa de Felipe III que donó para su obra, grandes cantidades de dinero.
Con la expulsión de los Jesuitas de España en el siglo XVIII por decreto de Carlos III, este pasó a la Real Clerecía de San Marcos, de ahí su nombre.
De estilo gótico, en la fachada se pueden apreciar claramente los tres cuerpos que la forman, representando la idea de monumentalidad y grandiosidad que tenía la compañía de Jesús.
En el primer cuerpo entre semicolumnas corintias se encuentran las puertas que dan acceso al templo. Sobre los extremos del edificio están tallados los escudos de España y sobre la puerta central hay instalada una hornacina con la imagen de san Ignacio de Loyola.
En el segundo cuerpo entre los escudos con decoración barroca hay una gran ventana que tuvo que ser reducida por el peso de los cuerpos superiores.
En el tercer cuerpo están situadas las dos torres que hacen que destaque, junto con la Catedral, sobre el resto de los edificios de la ciudad. Estas dos torres que son obra del mismo autor que el edificio del Ayuntamiento, son las que estaban proyectadas inicialmente para el edificio central de la Plaza Mayor.
En la espadaña central, está tallada en relieve la venida del Espíritu Santo. Las esculturas que la custodian representan a la Virgen y a los Reyes fundadores.
El interior de la iglesia es de una sola nave, diáfana y amplia, pensada para la predicación, tal como se propugnaba en la contrarreforma. Destacan la sobriedad de las líneas, que contrastan con la decoración de retablos y capillas.
El retablo de la capilla mayor de 1673 es obra de Juán Fernández, las esculturas son obra de Juán Rodríguez.
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